3.12.10

Autos eléctricos, realidad y fantasía

Recuerdo perfectamente cuando estaba en la “educación” primaria y veía en las noticias cuando hablaban sobre el auto eléctrico, poco consumo de energía y velocidad considerable. Hoy, más de 20 años después, sigo escuchando noticias sobre el auto eléctrico que consume poca energía y tiene buena velocidad; entonces: ¿Por qué no vemos en las calles dichos autos que no contaminan, son económicos, y que en una ciudad como la nuestra serian lo más apropiado para las horas pico y los recorridos de las personas hacia su trabajo?

La tecnología avanza a paso veloz, la nanotecnología en los sistemas de cómputo cada vez sorprenden con la cantidad de elementos que se pueden contener en un solo microprocesador. Cada vez hablamos más de “nanotecnología”, de esa tecnología que rara vez comprendemos pero si nos volvemos más dependientes de ella.

Y es que desde el punto de vista técnico, científico o como quiera llamársele no es tan complicado tener un prototipo de un auto de poco consumo y buenas prestaciones; de hecho existen cientos de prototipos. El auto que veía en mis años de infancia bien podría seguir funcionando en estos tiempos. Creo que es más complicado meter 1 millón de transistores en un chip que tener un buen motor alimentado de corriente eléctrica.

¿De dónde tomaríamos la fuente de alimentación para nuestros autos? De cualquier toma de corriente eléctrica.

¿Cuánto nos costaría llenar el “tanque” de nuestro auto? Muy poco a comparación de los $8 aproximados por litro de gasolina.

Las comparaciones seguirían con más ventajas sobre los autos eléctricos y solo algunas de los autos a base de combustión. (Servicio, mantenimiento, duración etc.)

El promedio de vida de un auto eléctrico supera a uno de combustión aunque se diga lo contrario, esto traería pérdidas considerables a la industria automotriz (ventas). Por otra parte aunque la mayoría de personas con auto saben conceptos generales de su auto y también algunos saben arreglarlo por si solos, en un auto eléctrico no habría mucha dificultad en su mantenimiento en óptimas condiciones, manipulación y hasta “tunning”.

La verificación, el “hoy no circula” desaparecerían (intereses gubernamentales), los niveles de contaminación bajarían considerablemente, y cualquiera tendría la posibilidad de tener un auto para el propósito que fueron diseñados: transportarse. Todo esto sin perder comodidad, seguridad y diseño.

Ahora bien, el cambio climático, el efecto invernadero y toda la contaminación que nuestra ciudad genera son ya de niveles sorprendentes. A colación de la Cumbre en Cancún escuchaba al comunicador de finanzas David Paramo decir algo como: “las empresas que contaminan lo seguirán haciendo, el gran poder mediático y de inmunidad que han tenido a lo largo de su existencia no lo van a quebrantar esas cumbres ni Greenpeace etc., entonces nosotros como habitantes debemos tomar nuestra responsabilidad”. En parte estoy de acuerdo con la responsabilidad como personas de no contaminar y ahorrar energía en cual sea de sus formas, pero esas grandes industrias a las que se prefiere no confrontar son las mismas que impiden un buen paso para la disminución de contaminantes.

Las ganancias del petróleo son treinta y tres por ciento del ingreso total del gobierno de México, y eso contribuye al dato de que la exportación de petróleo en México es la octava en el mundo. La industria automotriz también tendría un balance negativo (actualmente vende 190 mil unidades vendidas por año en México.)

Como vemos existen muchos intereses que se verían afectados, y si a lo largo de tanto tiempo no se han preocupado por la contaminación y el bienestar de los habitantes no creo que a estas alturas donde se manejan grandes intereses una cumbre pueda hacerles entender.

Se puede adentrar mas a este tema pero hay cosas demasiado evidentes así que seguiré fantaseando con un día tener un auto eléctrico, y espero no seguir de pesimista y que no pasen otros 20 años para esto. Saludos ¡!

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