28.5.10

Libros: futuro impreciso

En un mundo donde las innovaciones tecnológicas nos asombran cada día mas, las formas de transmitir y comunicarse han alcanzado grandes niveles, en un pequeño dispositivo electrónico es posible almacenar una enorme cantidad de información que antes estaba reservada solo para las grandes bibliotecas, archivos y almacenes. Los libros impresos como fuente de información, se están transformando o nuevas formas de almacenamiento y transmisión de conocimientos. Entonces, ¿se encuentra el libro en una metamorfosis que puede separarlo aun más de los lectores?

En la historia del libro ha habido varias transformaciones, desde pinturas en cavernas de la prehistoria, tabletas de arcilla, y así hasta llegar al libro que ahora conocemos. Entonces creemos que estas nuevas formas en las que el libro se está transformando sólo son una consecuencia de los cambios actuales, y que en realidad lo preocupante no es la forma que el libro vaya a tomar, sino la forma en la que los lectores se acerquen o se alejen de la lectura. En una sociedad sin interés hacia la lectura, el destino del libro es poco alentador, independientemente de la forma en la que éste se encuentre.

Los libros son y han sido el medio de preservar nuestra historia y seguirla enriqueciendo, han servido a la humanidad para conocer su pasado y así construir su presente y futuro. Pero por eso es bien sabido que el dejar sin libros a una sociedad y a un país, es eliminar historia y cultura; y es poder manipularlas ideológicamente, de un modo más cómodo por parte de quienes ostentan el poder y temen al conocimiento ajeno.

Así pues, mencionaremos las formas que los libros han tomado, hasta las posibles que puedan tomar, poniendo énfasis en los accidentes que ha tenido el libro para ser controlado (tanto a nivel mundial como en nuestro país), y en el peor de los casos, destruido.

Una de las primeras formas que el libro tuvo como origen, sería las grandes pinturas de las cavernas, ahí la población mediante pinturas en piedra plasmaba parte de su historia y los acontecimientos importantes, así como la información que seria útil para las generaciones futuras. Y aunque esta forma no se asemeja a la estructura del libro actual, la finalidad era la misma, transmitir conocimientos y experiencias.

Los primeros libros que se asemejan a los actuales consistían en planchas de barro que contenían caracteres o dibujos incididos con un punzón. Civilizaciones de los antiquísimos pueblos de Mesopotamia como los sumerios y los babilonios fueron quienes utilizaron esta forma de transmitir su conocimiento.

Un poco más semejantes a los libros actuales eran rollos que los egipcios, griegos y romanos utilizaron, y consistían de largas tiras de papiro (1) que se enrollaban alrededor de un palo de madera. El texto se escribía con una pluma de junco, en densas columnas y por una sola cara. Surgieron también los códices (2) para sustituir a los grandes rollos de papiro. Estos consistían en un cuadernillo de hojas rayadas hechas de madera cubierta de cera. Poseían la ventaja de la comodidad en su manejo y se podía encontrar fácilmente el pasaje deseado, además podían ser escritos por ambas caras.

Las grandes construcciones del pasado, que van desde pirámides y esculturas hasta las catedrales modernas, eran formas muy precisas e interesantes de transmitir conocimiento, ya que en muchas de ellas podemos encontrar la historia de quienes las construyeron o la visión con la que concebían su presente y futuro.

Así encontramos diversas formas en las que el conocimiento se ha mantenido y transmitido, llegamos entonces al libro que en la actualidad conocemos, con una estructura más generalizada, con cambios solamente por el tipo de escritura propia de cada cultura, pero manteniendo el mismo objetivo.

Sin embargo, el e-book(3) es ya una realidad de nuestros días. Actualmente existen quienes ya optaron por este medio de difusión para publicar sus obras, y solo con el mencionar el aspecto económico, nos muestra una gran ventaja de los “ebooks” sobre los libros tradicionales de papel, la resistencia hacia una posible quema de libros, la facilidad de almacenamiento y transmisión, pueden atraer nuestra atención; aunque también habrá que poner atención a la manipulación que se puede hacer de ellos.

La velocidad con que la tecnología ha crecido en estos tiempos ha traído sin duda importantes beneficios, hoy en día la era de las comunicaciones ha expandido su campo de manera asombrosa, los medios modernos de comunicación (celular, Internet, PC, etc.) se están convirtiendo ahora en parte de nuestra vida cotidiana. La aparición de nuevas tecnologías nos anuncia un gran cambio y habrá que poner atención a los tiempos venideros, en especial a la nano-tecnología (4) que esta apareciendo.

Ahora veamos como ha sido controlado el conocimiento desde hace tiempo, siendo los libros los principales perjudicados por las medidas de represión hacia el conocimiento. Tan sólo basta con recordar algunos sucesos de la historia del libro y de las bibliotecas para darse cuenta que afirmaciones sobre la desaparición del libro, pueden ser una advertencia de un posible “Bibliocausto”(5), sin necesidad esta vez de utilizar fuego como en tiempos pasados, o misiles en la actualidad, sino por la simple inercia de los tiempos actuales. “El libro podrá desaparecer, pero las palabras permanecerán y habrán de emerger por alguna parte para ser leídas, ya que han aparecido por tabletas de arcilla, en rollos de papiro, en libros manuscritos e impresos, y por que no, en pantallas de computadora” (Rugarcia, 1999; 48). Pues como mencionamos al principio, más que la desaparición del libro físicamente, la preocuparon recae en la desaparición del interés hacia la lectura.

Mencionemos por ejemplo a la biblioteca que fundó el rey egipcio Tolomeo I Sóter en la ciudad de Alejandría a comienzos del siglo III a.C.; una biblioteca que constaba de 700.000 pergaminos en papiro y lino, así como salas para copiar y traducir textos a muchas lenguas, y que fue definitivamente destruida a mediados del siglo VII durante la expansión del Islam.

Y dentro de la historia de nuestro país, solo basta con recordar que durante la conquista española se destruyeron libros nahuas y de otras culturas, que por su apariencia extraña ante los invasores fueron destruidos. “Los hombres de Castilla, al contemplar algunos de esos libros indígenas con imágenes de dioses, lejos de admirarlos, los tuvieron por inspiración y obra del demonio” (León-Portilla, 2003, 78).

Recientemente la destrucción de la Biblioteca Nacional de Irak, por parte de los marines estadounidenses, donde se calcula que se perdieron casi un millón de libros para siempre, es un ejemplo claro de un control y restricción al conocimiento. Así, el conocimiento ha sido controlado por los conquistadores, en su momento por la iglesia, por los gobiernos y por las naciones con más poder a nivel mundial como EEUU.

Y es que en realidad, aunque muy poco difundida, la desaparición por cualquier medio de los libros y de las bibliotecas, ha sido una constante durante nuestra historia. Así, nos damos cuenta que parte de estos atentados contra los libros, pero principalmente contra el conocimiento por parte de quienes ostentan el poder, es una medida eficiente para el control de una población o sociedad.

Resulta preocupante que un personaje relevante de la vida moderna como Bill Gates, fundador de Microsoft (5), afirme que los libros desaparecerán. Bill Gates, que sabe muchas cosas que nosotros no, aunque nos conciernen, confirmó recientemente la certeza posmoderna de que los libros desaparecerán.”(Bellinghausen,2005). Solamente hay que recordar que Bill Gates es una de las personas más ricas y poderosas del mundo, y que sin duda al hacer tales declaraciones lo hace en base a su ideología y planes, que hasta ahora ha cumplido.

En México resulta preocupante que la libertad de acceso al conocimiento sea restringida a un sector privilegiado de la sociedad, recalcando que los libros en México, si es que no han sido extinguidos o reservados para unos cuantos, el acervo se ha disminuido en niveles alarmantes, ya que no se tiene ni siquiera idea del total de libros que se pudo haber conservado. Algunas medidas eficientes para propiciar el desinterés hacia la lectura, es llamando la atención de la gente con medios de comunicación masiva como el televisor, radio y cine. Estas medidas han propiciado el desinterés hacia la lectura. “El televisor domestico es un aparato que se interpone –de modo interesado y nada inocente- entre la mirada humana y la sociedad “(Gubert, 2005, 22). Así, mediante programas de televisión que en su mayoría sólo muestran violencia y sexo, poco podemos rescatar de nuestra televisión. El cine por su parte también cumple el objetivo de distraer mediante obras de consumo masivo.

Será necesario entonces comenzar a llamar la atención de los lectores, restando importancia al contenido de estos medios de comunicación masiva y encaminarla hacia la lectura. Al igual se debe dar un buen uso a los medios de comunicación existentes, ya que también serían de gran utilidad si el contenido de sus programas fuera más encaminado a la educación. Esta tarea debe realizarla la misma sociedad con ayuda de las escuelas, maestros y alumnos, intelectuales y demás población, para inducir al hábito de la lectura. Lejos de cerrarnos a las nuevas posibilidades que la actualidad nos ofrece, debemos buscar nuevas formas para que este hábito de la lectura permanezca.

Pensar por ejemplo en una biblioteca virtual puede parecer contradictorio, porque por un lado podría parecer que se fomentaría la desaparición de los libros físicamente, ya que se optaría por cambiar a otras formas almacenamiento, pero la idea sería que así podríamos tomar a las bibliotecas virtuales como resguardo de las bibliotecas tradicionales.

Será necesario perfeccionar la combinación y proporción adecuada de estas opciones para prevenirnos de una acción errónea que talvez este sucediendo, y seguramente lamentaremos con el paso de los años. Entonces lo que es urgente y en lo que debemos poner atención, es en la preservación de la lectura como fuente de conocimiento, independiente de las formas en las que este conocimiento aparezca. El futuro de los libros depende en gran parte de las necesidades de lectura de una sociedad, así podríamos aferrarnos a la conservación de los libros tradicionales, pero sin una cultura de la lectura como actualmente está sucediendo, los libros difícilmente soportarán los cambios venideros sin un lector interesado que les ayude a resistir y sobrevivir.


(1) material parecido al papel que se extraía de los juncos del delta del río Nilo.

(2) códice en latín, ‘libro’.

(3). (electronic book: libro electrónico) El concepto de libro electrónico se convirtió en realidad a finales de la década de 1990.

(4). Conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico pero en dimensiones de milmillonésimas (10-9) de una parte

(5). biblio.-libro, kaio.-quemar

(5). Microsoft Corporation, compañía estadounidense líder en el mercado de software para computadoras.


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